SAN
MATEO
Eran tan despreciables estos colaboracionistas con el poder de Roma que, cuando los fariseos quieren acusar a Jesús, dirán de El que come con publicanos y pecadores, que para ellos significaba lo mismo. Jesús les devolverá la acusación y les dirá a los fariseos que los publicanos y las prostitutas les precederán en el reino de los cielos.
Uno de estos publicanos era Leví Mateo. La elección sucedió en Cafarnaún, cruce de caminos y punto estratégico, donde Leví tenía su mesa de recaudación. La escena es sugestiva por la rapidez de los movimientos. Pasaba por allí Jesús, vio sentado a Leví cobrando los impuestos y, sin preámbulos, le dijo: "Sígueme". Y él, dejándolo todo, se levantó y echó a andar en pos de Jesús. Respuesta rápida, incondicional, definitiva. Dejaba una ganancia segura, pero conseguía otra mejor: la amistad con Jesús. Había que celebrarlo y lo celebró con un banquete presidido por el mismo Jesús.
El Maestro le había fascinado y en adelante ya no recogerá siclos y dracmas, sino palabras de vida y tesoros de verdad. Deja para siempre toda su vida pasada y cambia el nombre de Leví por Mateo, don de Dios.
Toda su atención será ahora ser un verdadero discípulo del Maestro, escuchar atentamente sus palabras y rumiarlas para recordarlas. Luego las recogerá minuciosamente en un libro, en el que sólo le interesará la persona de Jesús. De sí sólo dirá que fue un publicano, para que resalte más la bondad del divino Maestro que un día lo llamó.
El Maestro le había fascinado y en adelante ya no recogerá siclos y dracmas, sino palabras de vida y tesoros de verdad. Deja para siempre toda su vida pasada y cambia el nombre de Leví por Mateo, don de Dios.
Toda su atención será ahora ser un verdadero discípulo del Maestro, escuchar atentamente sus palabras y rumiarlas para recordarlas. Luego las recogerá minuciosamente en un libro, en el que sólo le interesará la persona de Jesús. De sí sólo dirá que fue un publicano, para que resalte más la bondad del divino Maestro que un día lo llamó.
Eran tan despreciables estos colaboracionistas con el poder de Roma que, cuando los fariseos quieren acusar a Jesús, dirán de El que come con publicanos y pecadores, que para ellos significaba lo mismo. Jesús les devolverá la acusación y les dirá a los fariseos que los publicanos y las prostitutas les precederán en el reino de los cielos.
Uno de estos publicanos era Leví Mateo. La elección sucedió en Cafarnaún, cruce de caminos y punto estratégico, donde Leví tenía su mesa de recaudación. La escena es sugestiva por la rapidez de los movimientos. Pasaba por allí Jesús, vio sentado a Leví cobrando los impuestos y, sin preámbulos, le dijo: "Sígueme". Y él, dejándolo todo, se levantó y echó a andar en pos de Jesús. Respuesta rápida, incondicional, definitiva. Dejaba una ganancia segura, pero conseguía otra mejor: la amistad con Jesús. Había que celebrarlo y lo celebró con un banquete presidido por el mismo Jesús.